La vida va a decepcionarte una y otra vez, de maneras grandes y pequeñas. Para superar cada decepción, ponte en marcha y haz algo, algo concreto y que tenga sentido.
Caer en la tentación de buscar culpables es fácil, así como de especular en cuanto a cómo podrían haber sido las cosas de manera diferente, o sentir enojo y resentimiento. Nada de eso, sin embargo, aportaría valor a tu vida.
Opta en cambio por dejar que la desilusión te fortalezca y te vuelva más determinado aún. Admítela, y luego avanza a partir de ella a través de acciones productivas y llenas de sentido.
Cuando te sientas tentado de caer en la auto-compasión, tómalo como un aviso para romper con ese patrón negativo. Úsalo como una oportunidad para encarar una mejora en tu vida.
La decepción forma parte de la dura realidad, pero no tiene por qué agobiarte por mucho tiempo. Siempre puedes decidir enfocarte en las oportunidades positivas y concretas del presente en lugar de concentrarte en las carencias y limitaciones del pasado.
Toma la decisión correcta, y vive basado en un propósito en lugar de marchar a la deriva. Sea lo que sea que pueda suceder, úsalo como un punto de partida para hacer que tu vida mejore.