Si sientes la necesidad de poner una excusa, considéralo como una clara señal de que algo está mal. En lugar de poner excusas, aprovecha la oportunidad para mejorar.
Las excusas no resuelven problemas, y las excusas no llevan a cabo las tareas que deben ser hechas. En lugar de trabajar para encontrar una buena excusa, tu mejor opción es la de trabajar en hacer las cosas bien.
Las excusas son cómodas, y valen muy poco. Esfuerzos enfocados, determinados, persistentes son los que realmente marcarán una diferencia.
No te preocupes sólo por guardar las apariencias. Ponte a trabajar para concretar lo que sea que tengas que hacer.
Seguro, los desafíos que enfrentas son reales y dignos de atención. Sin embargo, lo realmente importante es atravesar esos desafíos y generar el valor que te has comprometido a generar.
Considera la situación que estás atravesando, no como una razón para poner una excusa, sino como tu oportunidad de marcar una diferencia. Olvídate de las excusas, y concéntrate en vivir las grandes oportunidades de la vida.