Las rutinas familiares en las que la mayoría de nosotros vivimos nuestra vida diaria generalmente mantienen los riesgos al mínimo.
El problema es que las cosas que nos hacen más felices en la vida son a menudo también las cosas más aterradoras que podemos hacer.
Todos tenemos cosas que tememos. Podría ser el miedo a empezar un nuevo trabajo, volver a la escuela, mudarnos a una nueva ciudad, poner fin a un mal matrimonio o relación, o comenzar uno nuevo.
Un estudio de la Universidad de Duke revela que compartimos una reticencia natural a experimentar. De hecho, el 47% de nuestras acciones son habituales. Si lo piensas bien, es una lástima, porque en muchos casos, el riesgo de probar algo nuevo es relativamente pequeño, mientras que las recompensas pueden ser enormes.
No importa lo asustado que estés de dar un salto, el truco consiste en no dejar que el miedo te impida hacer algo que, en última instancia, podría mejorar tu vida. Hacer algo que te da miedo te abre a nuevas oportunidades.
Si eres como la mayoría de las personas, probablemente haya al menos una cosa en tu vida que te gustaría cambiar, probar o hacer, pero sigues posponiéndola porque tienes miedo de seguir adelante. Sin embargo, si solo te quedas con lo que te resulta familiar y cómodo, terminarás encerrándote en una pequeña burbuja que te impedirá lograr lo que más te importa.
Cuando realmente empiezas a hacer aquello que temes, tu miedo se desvanece. Mejor aún, cuando aceptas lo desconocido y das ese paso adelante, te abres a nuevas oportunidades de felicidad y realización. Después de todo, la mejor manera de evitar arrepentirte de las cosas que no hiciste es hacerlas.