Todos tenemos altibajos en la vida, tanto a nivel profesional como personal, y es muy fácil caer en la trampa de sentir lástima de uno mismo y desear la estabilidad y el status quo de ayer.
Pero el cambio llegó para quedarse y, a través del cambio evolucionamos y creamos soluciones y mejores resultados, rejuvenecemos y reinventamos. Entonces, es mucho mejor aprender a sobrellevar la situación y aceptarla en todos los sentidos.
En el mundo en constante cambio de hoy, gestionar la curva de cambio es una habilidad esencial que hay que aprender, comprender y aceptar. Nos desafían constantemente como líderes y como empleados. Un nuevo participante competitivo en tu campo de juego cambia el juego, un nuevo liderazgo impulsa una agenda diferente. Es importante entender que las diferentes etapas de la curva de cambio afectarán tu propio comportamiento y sentimientos. Esta autoconciencia puede tener un impacto enorme en tu propia actitud y bienestar. Una vez que estés “bien”, ahora puedes invertir tiempo y energía en otros y ayudarlos a estar “bien” y continuar desarrollando un nuevo futuro.
La negación inicial se convierte en ira, pasa a un sentimiento de desesperanza, a dejarse llevar y a explorar nuevas oportunidades y, finalmente, a una salida de la oscuridad hacia un futuro a menudo incluso más brillante.
Una vez que reconozcas esto y reconozcas en qué parte del proceso te encuentras y cómo reaccionas, podrás comenzar a impulsarlo, acelerar el proceso y, lo más importante, limitar al mínimo absoluto los sentimientos negativos. La productividad aumenta, los niveles de felicidad aumentan, la expectativa de un futuro mejor aumenta y de repente te encuentras sintiéndote bien.
Entonces, recuerda que la próxima vez que alguien afecte tu vida estable, habrá un arcoíris ahí fuera, y todos sabemos que al final del arcoíris se encuentra el oro.