Si fueras tu mejor amiga, seguramente te dirías que estás haciendo lo mejor que puedes con lo que tienes, y que eso ya es suficiente. No te juzgarías con tanta dureza por cada error, cada caída o cada duda. Más bien, te abrazarías con compasión y te recordarías que equivocarse es parte del camino, que no necesitas tener todo resuelto para seguir adelante. Dirías: “Está bien sentirte cansada, está bien no poder con todo hoy”
Te mirarías con los mismos ojos con los que miras a las personas que amas: con paciencia, ternura y orgullo. Te hablarías con esa voz suave que consuela y anima, no con la que exige y compara. Dirías: “Mira todo lo que has logrado, incluso cuando pensabas que no podías. Estoy aquí para ti, en cada paso”.
Y sobre todo, te recordarías cada día que mereces amor, descanso, alegría y respeto. Que no necesitas hacer más ni demostrar nada para valer. Te susurrarías al oído: “Eres suficiente tal y como eres”. ¿Qué te parece si empiezas hoy a hablarte así?.
A veces se nos olvida hablarnos así. Pero puedes empezar hoy, cambiando la forma en que te tratas por dentro. Porque la relación más importante que tendrás en tu vida es contigo. ¿Y si empezaras a ser tu mayor aliada desde ahora?
También Puedes leer:
Crianza compartida: un acto de amor, equidad y transformación