Isa Restrepo
Hoy quiero hablarles sobre un tema que me llena de alegría: las “personas vitamina”. ¿Alguna vez han escuchado este término? Son esas almas especiales que hacen que nuestra vida sea mejor. Nos inspiran, nos motivan y nos llenan de energía positiva.
Las personas vitamina nos aportan energía, optimismo y bienestar. Son las amigas que te hacen sonreír con solo escucharlas, los familiares que siempre tienen una palabra de aliento, o incluso tu compañero de vida o los compañeros de trabajo que transforman un mal día en uno maravilloso con su actitud positiva.
¿Cómo identificar a una persona vitamina? Es sencillo. Son esas personas que después de pasar tiempo con ellas, te sientes renovada y feliz. Sus historias, acciones y palabras te motivan a ser una mejor versión de ti misma.
Puedes identificarlas porque no tienen máscaras ni falsedades. Son genuinas y se muestran tal cual son, su presencia ilumina la habitación y contagian su buena vibra. Pero, un punto muy importante, te apoyan sin juzgar: Están ahí para ti, en las buenas y en las malas, sin criticar ni juzgar.
Quise hablarte de las personas vitamina porque en la vida, todas enfrentamos momentos difíciles. Ya sea el estrés del trabajo, problemas personales o simplemente esos días en los que parece que nada sale bien. Es en esos momentos cuando juegan un papel crucial. Nos recuerdan que no estamos solas, que siempre hay algo por lo que sonreír y que, pase lo que pase, podemos contar con ellas.
Cómo ser una persona vitamina
Ser una persona vitamina no es solo un regalo para los demás, sino también para nosotras mismas. Para convertirnos en esa fuente de energía positiva para quienes nos rodean, escucha a las personas a tu alrededor con empatía y sin interrupciones. A veces, lo único que necesitamos es alguien que nos escuche.
Ofrece tu apoyo, no esperes a que te pidan ayuda. Si ves que alguien la necesita, ofrécela sin dudar y aunque no siempre es fácil, trata de ver el lado bueno de las cosas. Por último, sé auténtica, muéstrate tal cual eres. La autenticidad es contagiosa y muy valiosa.
Personalmente, he tenido la fortuna de cruzarme con varias personas vitamina en mi vida. En los momentos más oscuros, su optimismo y apoyo incondicional me dieron la fuerza para seguir adelante. Gracias a ellas, aprendí el valor de rodearme de personas que me suman y de ser yo misma una fuente de luz para los demás.
Las animo a buscar y valorar a esas personas vitamina en sus vidas. Pero, sobre todo, les invito a convertirse en una de ellas. El mundo necesita más luz, más amor y más energía positiva.