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Tus pensamientos le dan una dirección determinada a la inmensa energía que constituye tu vida. Así que enfoca esos pensamientos, no en aquello a lo que temes o detestas, sino en aquello que amas.

Llena tu mente de pensamientos acerca de lo mejor que puedas llegar a imaginar. Imagina tu camino en la dirección hacia donde verdaderamente deseas llegar.

Tu vida expresará fielmente lo que sea que tú genuinamente pienses de ella. Los pensamientos más elevados, más consistentemente positivos, son los que empujarán tu vida en la dirección más plena y positiva.

En todo momento estás pensando en algo. Cada uno de esos pensamientos constituye una oportunidad para encaminar tu vida en la dirección adecuada.

Piensa pensamientos de alegría, de amor, de sanación, compasión y realización. Allí donde lleven tus pensamientos más persistentes, tus acciones y tu vida se encaminarán de manera totalmente natural.

Piensa, con pasión y con gran detalle, en cómo querrías que fuese tu mundo. Piensa tus mejores pensamientos, una y otra vez, y haz que cobren vida.

 

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