El crecimiento personal y la cultura es uno de los temas centrales del enfoque de Culturas Adaptativas. A medida que profundizamos nuestro crecimiento personal, aumentamos exponencialmente nuestra capacidad para influir positivamente.
El crecimiento personal y el desarrollo de nuestra conciencia (nuestros interiores) tiene una correlación directa con:
- Lo que somos capaces de percibir y por lo tanto tener influencia sobre
- Cómo somos capaces de afrontar nuestro trabajo, por ejemplo con mayor coraje y adaptabilidad.
- Por qué hacemos lo que hacemos y cómo nuestro propósito puede llevarnos más allá de las necesidades de supervivencia hacia la autorrealización.
- Nuestra capacidad para apoyar la actualización del mayor potencial y de las personas
Es casi imposible influir sustancialmente en algo a lo que estamos “sujetos” o de lo que no somos plenamente conscientes. A medida que desarrollamos mentes más complejas y operamos con lógicas de acción más maduras, nos volvemos más conscientes y menos obligados a:
- Nuestros propios valores, creencias y visiones del mundo.
- Los sistemas en los que operamos
- Nuestras emociones, voces interiores y pensamientos.
- Nuestros estilos, tipos y tendencias.
- Expectativas y normas sociales.
Estos conocimientos más profundos y formas ampliadas de ver y operar en el mundo nos permiten influir mejor en el crecimiento y el potencial de los sistemas a los que estamos conectados.
La autoconciencia y la regulación, la agilidad estratégica y el pensamiento sistémico suelen contener elementos paradójicos, por ejemplo, la capacidad de ser apasionado y desapegado, navegar por el pasado, el presente y el futuro y, al mismo tiempo, influir en lo estratégico y operativo.
La capacidad de trabajar con paradojas, al ser dominio de una mente más compleja, significa que es fundamental centrarse en el crecimiento de nosotros mismos y de los demás para hacer crecer nuestro entorno.