El miedo puede resultar reconfortante, por el sólo hecho de ser tan conocido y familiar. Y sin embargo, se trata de una falsa comodidad que sólo sirve para deprimirte.
El miedo te da permiso para abstraerte de la vida, para esconderte, y para evitar cualquier tipo de esfuerzo o acción. Pero muy dentro de ti, sabes que no es eso lo que realmente deseas.
En lugar de buscar la comodidad de los mismos viejos temores, decide permitirte sentir la alegría de vivir. En lugar de esconderte de la vida, recuérdate a ti mismo la hermosa, única, milagrosa naturaleza de tu propia existencia.
Independientemente de lo que te hayas convencido a ti mismo que debas creer, no tienes por qué vivir en el miedo.
El poder que ejercen tus miedos no es otra cosa que el poder que tú les has otorgado. Puedes decidir, ahora mismo y siempre, dejarlos ir.