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A medida que el mercado inmobiliario y las tasas hipotecarias evolucionan constantemente, es más probable que ciertos tipos de viviendas disminuyan su valor en 2024. Esta tendencia puede verse influenciada por factores como las condiciones económicas, los cambios en las preferencias de los compradores y los cambios en las políticas ambientales.

Comprender estas dinámicas es crucial tanto para los propietarios de viviendas, como para los inversores y los compradores potenciales.

Viviendas en zonas vulnerables al clima

Las viviendas en regiones propensas a desastres relacionados con el clima, como áreas costeras susceptibles a huracanes, zonas inundables y regiones con alto riesgo de incendios forestales, podrían perder significativamente su valor.

La creciente frecuencia y gravedad de los desastres relacionados con el clima han aumentado la conciencia y la cautela entre los compradores. Los costos de los seguros en estas áreas se están disparando y, en algunos casos, las compañías de seguros están retirando la cobertura por completo. Esto hace que las viviendas en estas regiones sean menos atractivas para los compradores, lo que disminuye la demanda y, en consecuencia, el valor de las propiedades.

Viviendas unifamiliares obsoletas

Las casas unifamiliares que no han sido actualizadas o renovadas en décadas no atraen tanto a los compradores. Los compradores de viviendas de hoy buscan comodidades modernas, sistemas energéticamente eficientes y viviendas que requieran una renovación mínima.

Las propiedades obsoletas, con sistemas de calefacción antiguos, aislamiento deficiente, cocinas y baños obsoletos, o que carecen de tecnología doméstica inteligente, son cada vez más difíciles de vender a precios elevados.

A medida que las preferencias de los compradores continúan evolucionando hacia viviendas modernas, sostenibles y compatibles con la tecnología, se espera que se amplíe la brecha de valor entre las viviendas actualizadas y las obsoletas.

Condominios urbanos de lujo

La pandemia cambió las preferencias de la gente de una vida urbana densa a hogares suburbanos o rurales más espaciosos. Esta tendencia puede continuar en 2024, afectando el valor de los condominios urbanos de lujo. Los condominios de alta gama en los centros de las ciudades, que alguna vez tuvieron precios elevados por su ubicación y comodidades, enfrentan una demanda cada vez menor.

A medida que el trabajo remoto se normaliza, las personas priorizan el espacio y la comodidad sobre la proximidad a los centros de trabajo urbanos. Además, las altas tarifas de mantenimiento asociadas con los condominios de lujo se están convirtiendo en un elemento disuasorio para los compradores, disminuyendo el valor de estas propiedades.

Viviendas cerca de industrias contaminantes

Las propiedades ubicadas cerca de industrias contaminantes, como fábricas, refinerías o carreteras con mucho tráfico, pueden perder valor. La creciente conciencia y preocupación por la salud ambiental y la calidad del aire influyen en las preferencias de los compradores.

Las casas en estas áreas a menudo están sujetas a mala calidad del aire, contaminación acústica y otros peligros ambientales, lo que las hace menos deseables. A medida que el mercado avanza hacia entornos de vida más saludables, se espera que estas viviendas pierdan atractivo y valor.

Propiedades de gran tamaño en vecindarios en decadencia

Se proyecta que las propiedades de gran tamaño, particularmente aquellas en vecindarios que experimentan un declive económico o con servicios locales en disminución, disminuirán en valor. Estas casas a menudo conllevan altos costos de mantenimiento e impuestos a la propiedad, lo que puede ser una carga significativa sin el correspondiente estilo de vida o beneficios comunitarios.

A medida que las casas más pequeñas y las comunidades con fuertes servicios y economías locales se vuelven más populares, la demanda de grandes propiedades en áreas en declive disminuye, lo que lleva a una caída en el valor de mercado.

¿Por qué estas viviendas pueden perder valor?

Varios factores contribuyen a la disminución prevista del valor de estos tipos de viviendas. Las incertidumbres económicas, el cambio en las preferencias de los compradores hacia la sostenibilidad y las comodidades modernas y el impacto del cambio climático son los principales impulsores.

Además, el cambio hacia el trabajo remoto altera las demandas tradicionales de propiedad en los centros urbanos. El mercado inmobiliario responde muy bien a estas tendencias, y las viviendas que no se alinean con las preferencias emergentes o enfrentan mayores riesgos probablemente perderán valor.

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