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Comprender los sentimientos y las emociones puede ser un camino difícil, incluso cuando sabes cómo hacerlo.

Quiero ayudarte a recorrer el camino de comprender tus sentimientos y emociones y cómo afectan tu vida.

La conciencia emocional es la capacidad de identificar y comprender tus sentimientos y emociones. Uno de los determinantes más importantes de cómo te relacionas contigo misma y con los demás es tu nivel de conciencia emocional. Afecta cada aspecto de tu vida, desde cómo te sientes, las decisiones que tomas y lo que haces para controlar tus niveles de estrés.

Las personas que son emocionalmente conscientes son más capaces de escuchar a los demás y comprender sus sentimientos (esto es empatizar). También se sienten más cómodas con la intimidad porque saben lo que se siente al ser abiertos acerca de sus propios sentimientos.

Las personas que están más en sintonía con la comprensión de sentimientos y emociones también tienen una autoimagen más saludable y es menos probable que se enojen emocionalmente cuando algo sale mal.

Ser capaz de identificar lo que sientes en un momento dado te permite tomar decisiones sobre la mejor manera de proceder. Puedes decidir si tomar medidas o no hacer nada, pero al menos comprenderás mejor cuáles son tus opciones.

Además, identificar con precisión tus emociones te ayuda a distinguir lo importante de lo trivial. Aprendes a confiar en tus instintos y a no ignorar lo que sucede dentro de ti.

El primer paso para comprender tus sentimientos y emociones es aprender a aceptarlos sin juzgarlos.

Esto puede resultar difícil porque a muchas de nosotras nos han enseñado que no está bien sentir ciertas emociones, como la ira o la tristeza.

Sin embargo, todas las emociones son útiles e importantes. Llorar, por ejemplo, es una forma natural de dejar ir las emociones reprimidas y liberar el estrés. No sólo esto, sino que llorar libera neurotransmisores (como oxitocina y endorfinas) que te ayudarán a volver a sentir emociones más positivas.

Ser emocionalmente consciente no significa insistir en tus sentimientos, discutirlos todo el tiempo o incluso actuar en consecuencia, sino simplemente reconocerlos, aceptarlos y procesarlos a medida que surgen.

Los sentimientos que no se expresan o no se comprenden pueden ser muy destructivos a la larga. Pueden provocar estrés y ansiedad, así como problemas de salud, como enfermedades cardíacas, insomnio, dolores de cabeza y trastornos digestivos. El duelo no resuelto puede derivar en lo que se conoce como duelo complicado, mucho más doloroso y difícil de procesar que el dolor original.

Cuando reprimimos nuestras emociones, se disocian de nosotros y quedan fuera de nuestro control. Al traerlos a la conciencia, podemos identificarlos y dirigir nuestro comportamiento de manera más efectiva.

Trata de dejar de lado los juicios que tienes sobre tus sentimientos y acéptalos simplemente como una parte de tu ser humano. Sólo entonces podrás comenzar el proceso de aprender a gestionarlos de forma saludable.

Es útil prestar atención a cómo reacciona tu cuerpo y qué pensamientos pasan por tu mente. Al nombrar estas reacciones, puedes comenzar a identificar la emoción que las causa.

La forma más común en que muchas personas liberan sus sentimientos negativos es hablando de ellos o compartiéndolos con alguien en quien confían. No es necesario entrar en muchos detalles; simplemente expresar en voz alta los pensamientos que te preocupan te ayudará a disipar parte de tu intensidad y te resultará más fácil obtener una perspectiva más amplia.

Hablar y comprender los sentimientos y emociones es también una de las mejores formas de solucionarlos. A menudo, cuando estamos enojados o asustados, el problema parece mayor de lo que realmente es. Al hablar de las cosas con alguien que nos escucha sin juzgarnos ni ponerse a la defensiva, podemos comprender cómo resolver la situación de manera efectiva.

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