Redacción IWomen
Las experiencias que tuviste cuando eras niña y quizás tus relaciones actuales con miembros de tu familia impactan tu autoestima.
Cuando eras niña, estabas abierta a todo lo que sucedía y tu mente era muy impresionable. No tenías control sobre la mayor parte de lo que escuchaste, viste y experimentaste en tu vida.
Salta a tu máquina del tiempo mental e imagina que estás observando lo que sucedió en tu pasado. ¿Qué comportamiento amoroso experimentaste? ¿Cuánta atención amable recibiste? ¿Cuándo te elogiaron por lo que hiciste bien? ¿De quién recibiste cariño?
Cuando los padres aprecian a sus hijos y los guían hacia sus fortalezas, sus hijos desarrollan naturalmente una autoestima y confianza saludables.
Por otro lado, determinadas experiencias en la familia pueden provocar una baja autoestima. Al comparar los dos, puedes ver qué experiencias has tenido que te han llevado a tu sentido de autoestima actual.
Algunas experiencias familiares que conducen a una autoestima saludable son:
- Recibir besos y abrazos
- Ser tratada de manera educada.
- Ser escuchada
- Ser elogiada
- Tener expectativas altas y alcanzables.
- Que te digan que el esfuerzo con el tiempo produce resultados, por lo que se aceptan los obstáculos.
- Que nos digan que el fracaso le sucede a todo el mundo, por eso se aceptan las decepciones.
- Ser valorada por quien eres
- Recibir atención y cuidado.
Algunas experiencias familiares que conducen a una autoestima saludable son:
- Ser severamente disciplinada
- Que te griten y te den órdenes.
- Ser ignorada
- Ser menospreciada y decirte que haces todo mal.
- Tener expectativas altas pero imposibles.
- Que te digan que la fortuna o la suerte producen resultados, por lo que el resultado es la impotencia.
- Que te digan que si fallas, no sirves
- Ser comparada desfavorablemente con hermanos u otros niños.
- Que te descuiden
Piensa en tus experiencias ahora. Probablemente veas que las experiencias normalmente, aunque no siempre, pueden clasificarse como positivas o negativas y, dependiendo de cuáles fueran, desarrollaste un sentido de autoestima saludable o bajo. De cualquier manera, este sentimiento puede continuar hasta la edad adulta, lo que lleva a una opinión de ti misma como un éxito o un fracaso.
Mira los puntos anteriores sobre cómo las experiencias en tu familia pueden crear una autoestima saludable o una autoestima baja. Toma un cuaderno y escribe en una página todas las cosas que recuerdas que se hicieron en tu familia y que te ayudaron a desarrollar una autoestima saludable.
Luego, escribe en una página todas las cosas que recuerdes que te llevaron a una baja autoestima. ¿Qué lista es más larga? Anota qué experiencias tuvieron el mayor impacto.
Piensa en tus padres o en las personas que te criaron. ¿Cuáles eran sus dichos favoritos? ¿Qué cosas dijeron una y otra vez en relación con los acontecimientos cotidianos? Anota en tu cuaderno el lenguaje de tu infancia para identificar las creencias que te fueron comunicadas.
Puede resultar tentador caer en la trampa de culpar a tus padres o a otras personas de tu pasado. Si encuentras fallas en los demás en lugar de asumir la responsabilidad de tu propia vida, perderás tu tiempo esperando a que los demás cambien. Si bien eso podría suceder, no puedes depender de ello. El cambio debe venir de tu interior.