Paola Molina es migrante, profesional en marketing y comunicación política, y defensora del liderazgo femenino. Su trayectoria refleja un compromiso profundo con el propósito, la empatía y la valentía. Se define como “una mujer que no se rinde”, alguien que ha atravesado fronteras geográficas, emocionales y profesionales. Su llegada a México desde Venezuela en 2015 marcó un punto de inflexión.
“Llegar a México significó soltar todo lo conocido y volver a empezar con lo aprendido en la maleta y la fe como brújula”, recuerda, comparando el proceso con armar un mueble sin instrucciones. Enfrentó silencios, puertas cerradas y noches largas, pero descubrió que su determinación era ilimitada. “Aprendí que empezar desde cero no es sinónimo de empezar sin nada”, afirma, destacando que su experiencia, conocimientos e historia personal fueron el cimiento para reconstruir su vida.
Sus valores, resiliencia, coherencia, empatía y autenticidad, guían su trabajo y su identidad. La autenticidad, para ella, es esencial. “La mejor historia es ser uno mismo, sin guiones, sin simulaciones”, asegura, rechazando la idea de adoptar un personaje para encajar.
Comunicación que transforma
La pasión por la comunicación y la política nació en su infancia, en una familia donde las comidas se acompañaban de debates. “Siempre me ha apasionado entender cómo se construyen los discursos, cómo se forman las decisiones políticas y cómo se movilizan las emociones”, comparte. Esta curiosidad la llevó a especializarse en marketing digital y comunicación política, donde combina estrategia, ética e innovación para crear narrativas que inspiran.
En el panorama digital actual, Paola ve la comunicación como una herramienta para conectar y movilizar. “Hoy no basta con persuadir: hay que conectar, emocionar y sobrevivir al algoritmo”, explica. Enfrenta retos como noticias falsas y saturación informativa, pero mantiene un enfoque ético que busca generar acción más allá de un clic. Su impacto brilla en proyectos que defienden los derechos humanos y la libertad de presos políticos. “Poder haber participado en proyectos con trascendencia en la libertad, los derechos humanos, la defensa de las democracias… eso es lo que me marca”, reflexiona.
Defendiendo el liderazgo femenino en América Latina
Trabajando en varios países de América Latina, Paola ha observado los obstáculos y el potencial del liderazgo femenino. Reconoce las barreras estructurales: patriarcado, estigmas y desigualdades, que limitan a las mujeres. Aun así, celebra a quienes rompen techos de cristal con determinación. “He acompañado a mujeres que rompen techos de cristal, que no piden permiso para liderar”.
Paola subraya la necesidad de liderazgos empáticos, éticos y humanos, cualidades que las mujeres aportan con fuerza. Sin embargo, insiste en la importancia de la vigilancia. “Como mujeres estamos obligadas a cada día a estar más informadas y sensibles de nuestros derechos, para hacerlos valer y levantar la voz”, afirma, abogando por proteger los logros y avanzar hacia una mayor representación en el poder.
Empoderando a las nuevas generaciones
Para Paola, empoderar a las futuras líderes requiere cultivar habilidades clave: una voz propia, inteligencia emocional, adaptabilidad y aprendizaje continuo. “Tener voz propia, no como Alexa, que repite lo que le piden, sino con criterio y visión”, aconseja, instando a las mujeres a mantenerse fieles a sus raíces. También valora la creación de redes de apoyo. “Hagan tribu con mujeres fuertes, resilientes, con experiencia”, recomienda, reconociendo a las aliadas que han marcado su camino.
En su rutina, encuentra equilibrio en la presencia y el propósito, no en la perfección. “Vivir equilibrado no es hacer todo perfecto, es hacer lo necesario con presencia y con propósito”, comparte, atribuyendo su enfoque a la disciplina, las pausas intencionales, como un café sin distracciones, y el apoyo de personas que la inspiran.
A las mujeres que dudan en liderar, alzar la voz o perseguir un sueño, Paola les dice con claridad: “Atrévete”. Subraya que la valentía, no la perfección, impulsa el cambio. “No necesitas tener todo resuelto para comenzar, sólo necesitas decidirte”, asegura. Cada paso de una mujer abre caminos para otras. “Cuando una mujer se atreve, abre el camino para muchas más”, afirma, resaltando el impacto colectivo de la acción individual.
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