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Activista y símbolo de la educación femenina

Redacción Iwomen  

Malala Yousafzai es una activista, nacida en el Valle de Swat, Pakistán, que se ha convertido en un símbolo global de la lucha por la educación femenina. Ella ha alzado su voz en pro de los derechos de las niñas y su historia es una crónica de coraje frente a la adversidad, lo que la convirtió en la persona más joven en recibir el Premio Nobel de la Paz.

Para entender de dónde viene la fuerza de Malala Yousafzai es necesario conocer su niñez, porque fue precisamente en Valle de Swat, una región donde el acceso a la educación para las niñas era limitado y las tradiciones conservadoras predominaban, donde su padre, Ziauddin Yousafzai, educador, le inculcó la sed del conocimiento y la lucha por los derechos humanos.

“Un niño, un maestro, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo. La educación es la única solución”, señaló Malala en una oportunidad, siempre enfocada en su propósito. 

Cuando tenía 11 años, Malala comenzó a escribir un blog para la BBC bajo el seudónimo Gul Makai, donde mostraba cómo era la vida bajo el régimen talibán y su deseo de seguir estudiando. Su voz resonó en todo el mundo y atrajo la atención internacional hacia la difícil situación de las niñas en Pakistán. Sin embargo, esta visibilidad también la convirtió en un objetivo para los extremistas. 

Es por ello que el 9 de octubre de 2012, Malala fue atacada por un talibán armado mientras viajaba en un autobús escolar. Le dispararon en la cabeza y por la gravedad del impacto fue trasladada al hospital de Birmingham, en el Reino Unido, y duró 10 días sin reaccionar, pero milagrosamente sobrevivió. Este ataque no solo abonó su determinación, sino que también movilizó a personas de todo el mundo en apoyo a la causa de la educación femenina. “La educación es el poder que nadie puede quitarte”, ha asegurado en varias oportunidades. 

Fundación Malala

Después de su recuperación, Malala Yousafzai cofundó la Fundación Malala junto con su padre. La organización se dedica a abogar por el derecho a la educación de las niñas y a financiar proyectos educativos en comunidades desfavorecidas. A través de su fundación, Malala ha trabajado para derribar las barreras que impiden a las niñas acceder a la educación, desde conflictos armados hasta la pobreza extrema. Con Malala Fund ha ayudado a más de 200,000 niñas en alrededor de 11 países a recibir educación de calidad.

En 2013 dio un discurso emitido por la ONU llamado “No más violencia en educación” emitido en la ONU, el cual se considera como más famoso de esta organización en el siglo XXI.

En ese año también publicó el libro Yo soy Malala, un texto autobiográfico coescrito con la periodista británica Christina Lamb, que se centra en los primeros años de la vida de Malala, incluida la propiedad de las escuelas por parte de su padre y su activismo, así como el intento de asesinato del que fue víctima cuando solo tenía 15 años. 

El impacto de Malala ha sido reconocido con numerosos premios y honores. En 2014, a la edad de 17 años, recibió el Premio Nobel de la Paz junto con Kailash Satyarthi, un activista indio por los derechos de los niños. Este prestigioso galardón consolidó su posición como una de las voces más influyentes en la lucha por los derechos humanos y la educación. También fue reconocida por la revista Time como una de las 100 mujeres más influyentes del mundo. 

Malala Yousafzai no es solo una sobreviviente; es una líder que ha transformado su experiencia traumática en una fuerza para el cambio global. Actualmente, sigue participando activamente en campañas y conferencias alrededor del mundo, inspirando a las nuevas generaciones a luchar por sus derechos.

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