Puedes tomar la decisión de estar feliz con la misma facilidad que puedes decidir estar triste. La decisión, sin importar cuál pueda ser la situación, siempre depende de ti.
Decidir levantarte y ponerte en marcha tiene la misma facilidad que decidir quedarte sentado y no hacer nada. La decisión de hacer que tu vida avance activamente siempre será tuya.
En lugar de preocuparte por decidir a quién vas a culpar, concéntrate en decidir cuál será tu respuesta más positiva posible. En lugar de permitir que el pasado te deprima, toma las decisiones que harán que te estimule.
Esta es tu propia vida, así que vívela basado en tus propias mejores intenciones. Cada momento te ofrece una nueva alternativa, así que haz que cada una de esas elecciones cuente. Seguro, son muchas las cosas que están fuera de tu control. Pero aun así quedan en tus manos muchas decisiones que te permiten vivir tu vida de la manera en que tú deseas vivirla.
Decide, una y otra vez, vivir en línea con tu propósito y con tus más elevados valores. Son las decisiones correctas las que dan lugar a una vida plena y positiva.