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Hacerte parte de una causa benéfica no sólo ayuda a la sociedad, sino que te presenta como una opción de compra responsable.

En un informe de Ernst and Young Groundbreakers, E&Y descubrió que las mujeres reinvierten el 90% de sus ingresos en sus familias y comunidades, en comparación con los hombres, que reinvierten sólo entre el 30% y el 40%.

Además de eso, el 81% de los millennials dicen que quieren que las empresas sean buenos ciudadanos corporativos. Combinadas, ambas estadísticas presentan un argumento convincente para que las marcas consideren asociarse o defender una causa para crear un marketing atractivo para un grupo demográfico femenino.

Habla sobre cómo retribuyes a la comunidad y cómo trabajas para mejorar la vida y el mundo que te rodea. Compartir mensajes que promuevan cómo apoyar tu marca significa apoyar su trabajo. Al fomentar esta conexión emocional, puedes inculcar la sensación de que al comprar tu marca, tu cliente es, de hecho, una parte activa para ayudar a tu empresa a hacer el bien en tu comunidad y en el mundo.

Una organización que realmente apoya una causa permite a los consumidores crear una fuerte afinidad y lealtad por la marca. Como consumidor, se ha vuelto más imperativo que las marcas sean analizadas no por las ganancias que pueden obtener sino más bien como un rayo de esperanza para su comunidad.

Cuando las empresas lideran con ejemplo, no sólo ganan participación de mercado en la atención de su audiencia, sino que también ganan de manera seria a sus consumidores, estos se inclinan más hacia las marcas que no sólo se centran en obtener beneficios sino que también retribuyen a la sociedad.

Según una encuesta de 2015, el 50% de los consumidores está más dispuesto a pagar más por un servicio o producto si esa organización prioriza la sostenibilidad.

Eso indica que los consumidores se están volviendo más conscientes socialmente de lo que las empresas hacen.

Si el producto o servicio (marca) es lo que prefieren, su iniciativa social los impulsa o motiva aún más a comprar. 

Si una empresa tiene la misma visión y los mismos valores que encarnan las creencias o motivos de los consumidores, su lealtad a esa marca sería inquebrantable.

Una investigación reveló que el 70% de la Generación X y el 54% de los millennials tienen más probabilidades de dejar de comprar en una empresa que apoya un tema con el que no están de acuerdo. 

Entonces, cuando las organizaciones comparten las mismas opiniones con sus consumidores, ayudándolos a resolver los problemas con los que están de acuerdo, los consumidores seguirán comprando en esa empresa.

Esta es una clara demostración de la capacidad de respuesta del consumidor, de su poder de elección sobre las empresas y de su capacidad para utilizar su dinero como mecanismo para incidir en el cambio e influir en la forma en que operan las organizaciones.

Por ejemplo, junto con Parley, la marca Adidas está tomando la audaz iniciativa de construir un futuro mejor para el océano. Reciclan residuos plásticos del mar que se utilizan para producir zapatillas (prototipo Ultra Boost) para un entorno mucho más seguro para la vida acuática y el planeta. Estas iniciativas refuerzan la idea de que los consumidores que favorecen un entorno más seguro para la vida marina se afilien a la marca Adidas, ya que están en sintonía con dichas creencias y puntos de vista.

Independientemente de cuán alto sea el precio de ese producto o servicio, todo lo que importa o vincula al consumidor con esa marca es esa conexión de capacidad de respuesta social que le permite tomar una decisión de compra. 

Estos consumidores estarían más inclinados a realizar esa compra, ya que basaron sus decisiones de compra en una extensión de sus creencias y conciencia.

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