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Una vez que estés listo para crear tu propio presupuesto, los siguientes pasos pueden ayudarte a comenzar.

1. Establece tus objetivos

Antes de elaborar un presupuesto, es útil describir las razones por las que debes esforzarte por administrar mejor tu dinero. Los presupuestos no tienen por qué ser complicados, pero sí requieren trabajo.

A veces, los presupuestos también significan que tienes que decir “no” (o al menos “por ahora no”) a ciertas compras para poder permitirte las cosas que más te importan. 

Por lo tanto, es aconsejable definir tus objetivos financieros al comienzo de este proceso para tener una idea clara de hacia qué estás trabajando.

Considera hacer una lista de objetivos financieros a corto y largo plazo. Los objetivos a largo plazo, como financiar la jubilación o la educación de un hijo, son importantes, pero podrían tardar décadas en alcanzarse.

Las metas a corto plazo, como crear un fondo de emergencia, pagar deudas o incluso ahorrar dinero para unas vacaciones o un evento, podrían ayudarte a mantenerte motivado mientras tanto.

2. Calcula tus ingresos

Comprender tus ingresos netos es un paso fundamental para elaborar un presupuesto eficaz. El ingreso neto es tu salario neto: la cantidad de dinero que traes a casa después de impuestos y cualquier otra deducción de nómina (como primas de seguro médico o contribuciones a planes de jubilación patrocinados por tu empleador).

Necesitarás conocer la cifra de tus ingresos netos para comprender la cantidad de dinero que tienes disponible para gastar y ahorrar cada mes.

3. Incluye tus gastos mensuales

El siguiente paso para elaborar un presupuesto es tener una idea clara de tus gastos mensuales. Antes de que puedas decidir cómo deseas utilizar tu dinero en el futuro, es útil comprender cómo lo has estado gastando.

Revisar tus extractos bancarios y de tus tarjetas de crédito puede darte una buena idea de dónde has estado gastando tu dinero en el pasado reciente. 

Si eres alguien que gasta mucho dinero en efectivo, es posible que también desees comenzar a realizar un seguimiento de esas compras.

  • Facturas: Alquiler o hipoteca, servicios (electricidad, gas, agua, etc.), seguros, guardería, etc.
  • Deudas: Pagos de préstamos para automóviles, préstamos personales, préstamos para estudiantes, tarjetas de crédito y otras líneas de crédito.
  • Necesidades esenciales: comestibles, gasolina, artículos de cuidado personal, atención médica, seguros, mantenimiento automotriz, etc.
  • Gasto discrecional: salir a cenar, entretenimiento, servicios de streaming, pasatiempos, viajes, gastos de cumpleaños y vacaciones, compras no esenciales, membresías en gimnasios, etc.
  • Ahorros: Fondo de emergencia, fondo de jubilación, fondo de educación, etc.

4. Revisa y ajusta

Una vez que hayas elaborado un plan para tus gastos mensuales, es hora de probar tu presupuesto. Es muy probable que tu presupuesto necesite algunos ajustes en los próximos meses, especialmente si tu flujo de caja es negativo (tus gastos superan tus ingresos).

Como resultado, querrás realizar un seguimiento de tus gastos y revisar tu presupuesto con regularidad. Es posible que debas actualizar tu plan si descubres que estás gastando demasiado en ciertas áreas o que no has reservado suficiente dinero en otras categorías de tu presupuesto. Los ajustes son una parte normal del proceso presupuestario.

También puedes leer: ¿Qué es una hipoteca de tasa ajustable?

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