Cuando era niña, hablar sin filtros me salía natural. No había miedo de opinar, de preguntar, de decir en voz alta lo que sentía. Pero con los años, aprendí —o más bien, tuve que “aprender”— a medir mis palabras: “No digas eso”, “No levantes la voz”, “No hagas que los demás se sientan incómodos” 🤐.
Y así, sin darme cuenta, fui guardando palabras que querían salir. Callando ideas por miedo al juicio 😞. Hasta que entendí algo que cambió todo: el miedo al qué dirán nunca desaparece, pero sí puedes dejar de darle poder 💪.
🎤 Tu voz tiene valor, aunque otros no estén de acuerdo
No se trata de hablar sin pensar ni de buscar confrontaciones ⚡, sino de reconocer que tus pensamientos e ideas son importantes 💡. A veces, la mayor barrera no es la opinión ajena, sino lo que nos repetimos a nosotras mismas. ¿Cuántas veces te has censurado antes de que alguien más lo haga?
Para empezar a hablar con seguridad, aprendí a hacer algo sencillo pero poderoso: preguntarme a quién le pertenece realmente ese miedo 🤔. ¿Es mío o es algo que aprendí de otros?
🚀 La incomodidad de los demás no es tu responsabilidad
También entendí que mi verdad no tiene que ser aceptada por todos para ser válida ✨. Cuando dejé de buscar aprobación, empecé a sentirme más libre 🦋.
Hoy quiero invitarte a hacer lo mismo: a decir lo que piensas sin miedo, sin culpa y sin la necesidad de encajar 🔥. Porque tu voz merece ser escuchada 🗣️.
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📖 Si quieres profundizar en este tema, te recomiendo el libro “Los dones de la imperfección” de Brené Brown. Lo encuentras aquí: https://tinyurl.com/2croms38 📚
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